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Por: Juan Carlos Linares, Presidente LHH 

En medio de la pandemia y en el posterior periodo de recuperación, la empatía y la resiliencia se han convertido en cualidades imprescindibles para cualquier persona en posición de liderazgo. Sin embargo, el pensamiento estratégico y la capacidad de tomar decisiones siguen siendo fundamentales en toda organización. A medida que las responsabilidades aumentan, los líderes emergentes, así como aquellos que ya tienen un impacto significativo en la organización, deben poseer ciertas características clave:

  • Identifican problemas críticos que afectan la competitividad, la rentabilidad o la sostenibilidad de la organización. Además, son expertos en movilizar los recursos necesarios para desarrollar soluciones innovadoras y viables.
  • Manejan información y situaciones complejas con claridad y enfoque, creando planes efectivos.
  • Diseñan y ejecutan estrategias que integran el contexto empresarial, los asuntos globales y se centran en objetivos a largo plazo.

Uno de los mayores desafíos en el desarrollo de una visión y acción estratégica por parte de los gerentes son los “silo funcionales” en los que operan diariamente. Estos silos pueden generar falta de agilidad y resultados en equipos interfuncionales, así como una visión limitada en la toma de decisiones y un análisis insuficiente de la información, no solo en el área de trabajo cotidiano, sino en todas las áreas.

Se ha demostrado que una forma efectiva de desarrollar rápidamente estas capacidades, conocidas en el mundo corporativo internacional lo llaman “business acumen”, es a través del uso de simuladores. Estos permiten a los ejecutivos practicar la toma de decisiones de manera continua, discutirlas en equipos interfuncionales y, sobre todo, analizar el impacto que sus decisiones tienen en el negocio.

Hace algunos años, tuve la oportunidad de experimentar esto en tres centros de desarrollo ejecutivo de corporaciones globales. Tanto para la evaluación de competencias como para los programas de formación gerencial interno, la exposición a simuladores de escenarios globales era una parte fundamental para el desarrollo acelerado de profesionales que, en su día a día, toman decisiones que afectan el rendimiento actual y futuro de sus compañías.

La mejor manera de entender el impacto de los simuladores es pensar en la formación que reciben los pilotos de aviación. A través de simuladores, se enfrentan a una amplia gama de eventualidades, como fallas en los motores o el tren de aterrizaje, así como tormentas. Al tomar las mejores decisiones, logran maniobrar la aeronave y llegar a su destino. ¿No suena esto familiar en el contexto VUCA del que tanto hablamos?
En ambos casos tanto en el entrenamiento de pilotos como en el desarrollo de habilidades directivas se exigen decisiones precisas bajo presión, revelando así la esencia del entorno VUCA en el que operamos. Es innegable que, en la actualidad, la capacidad de navegar por la incertidumbre y la complejidad es esencial. Así, aquellos líderes que se empoderen con el “Business Acumen” y el pensamiento estratégico estarán mejor preparados para guiar a sus equipos hacia el éxito en el dinámico paisaje empresarial de hoy y del futuro, impulsado por la agudeza estratégica y la toma de decisiones audaces.

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